6/12/10

no sé cómo puedo

En estos días, A., me han contado muchas cosas... cosas que en un estado de consciencia plena, en mi estado natural, me habrían hecho olvidarte o puede que incluso odiarte. Pero no ha pasado. Tú me has hecho diferente -peor-. Esas cosas, A., me han herido en lo más profundo de mí, me han arrancado un trozo de corazón. Sigo queriéndote. Me has robado la dignidad, la independencia, la cordura, la cabeza... me has robado mi ser, que ahora te pertenece y lo utilizas para pisotearlo una y otra vez; incluso ahora que estás tan lejos me hieres... no sé cómo puedes dormir tranquilo, y me da miedo tratar de imaginar a cuánta gente has destrozado para conseguir saciar tu ansia de atención, para alimentar ese narcisismo que ocultas muy bien con tu falsa humildad. Eres maquiavélico.
Recuerdo que no mostrabas cariño ni al hablar de tus amigos, esos que tanto te querían, recuerdo cómo los tratabas de tontos A., como si fueran piezas insignificantes de tu plan magno; y no sé en qué momento la locura me atacó y llegué a creer tus palabras, llegué a creer que yo no era una pieza más, que no formaba parte de ese plan que nunca sabré bien para qué trazabas. No creo que seas ni siquiera bueno... pero daría lo poco que has dejado en pie de mí al mismo Diablo sólo por pasar otra noche contigo, por poder volver a la profundidad de tus ojos azules, por volver a escucharte decir que soy la única que sabe hacerte cosquillas, por verte perder el aliento. No sé cómo puedo seguir queriéndote, no sé cómo puedo ser tan idiota ni sé qué puedo hacer además de beber y perder el control, para así sentir que te he perdido por algo.

Vega - Cuánta decepción

No hay comentarios:

Publicar un comentario